viernes, 11 de marzo de 2011

Un Tanque llegado desde las alturas

Por Walter Naveira

Con gol de Pavone, River, logró despegar de la zona caliente de los promedios. En un mal partido, el “Millonario”, le sacó ventaja a un Independiente que comienza a preocuparse por la permanencia en primera.

El sol caía en el Libertadores de América y las luces iluminaban a pleno el campo de juego. El escenario y el clima eran ideales, para dar comienzo al segundo clásico de la fecha.

En el comienzo todo era vértigo e intensidad, ninguno de los dos se detenía a pensar y allí la pelota se perdía rápidamente en tres cuartos de cancha. De Federico y Mareque intentaban juntarse para el “Rojo”, pero la buena respuesta de Ferrari y Maidana apaciguaban el peligro para River. Independiente empujado por su gente iba como podía y el “Millo” esperaba predispuesto a la contra. Las imprecisiones en la entrega traían como consecuencia muchas desprolijidades. Lo más claro pasaba por los pies de Fredes y de Pavone. El del local exigía con un tiro desde veinte metros, a Chichizola, quien enviaba la pelota al corner. Como respuesta se animaba el delantero de River y también con derechazo desde lejos, hacia arrojar al arquero Hilario Navarro. Dos chances aisladas en medio de tanta confusión. Les costaba a los dos tener criterio, para avanzar. Pero había uno de los veintidós que sabia como hacerlo y era Juan Manuel Díaz. El lateral devenido a volante lideró un avance y tras llegar al área rival amago a levantar un centro y prefirió hacerlo por bajo para la sorpresa del fondo del “Rojo”. Tanto Matheu como Tuzzio quienes venían muy seguros hasta ese momento veían desvanecer todo su esfuerzo. Paulo Ferrari, conectaba el envío y convertía ante la salida de Navarro. Claro que los de JJ López no podían gritar el gol por error del árbitro. Debido a que Laverni, cobraba una inexistente posición adelantada del defensor rosarino. Allí River perdía la chance de adelantarse en el marcador en un partido muy cerrado.

En la parte complementaria el trámite del partido seguía igual. Tanto Lanzini como Lamela no aparecían en la visita, ni tampoco De Federico en el “Diablo”. Así las situaciones de riesgo no se generaban y lentamente los dos se conformaban con el empate. Ya en el descuento cuando parecía todo sellado aparecería la obra maestra de Pavone dedicada a la potencia y a la lucha para jugar. Tras una distracción en un lateral de Independiente el delantero, atento, anticipaba la reacción de Matheu. Tras dejar en el camino al defensor, se encontraba con el bueno de Navarro quien intentaba bloquear la arremetida casi debajo del arco. Pero la fortuna estaba del lado del goleador y al pasar al arquero, empujaba la pelota al fondo del arco para el delirio del pueblo “Milloario”. Seguramente, ni el mas optimista riverplatense imaginaba un final así, consiguiendo una victoria sobre el final. Sin dudas fue un regalo del cielo, en el mismísimo infierno de Avellaneda.

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