jueves, 18 de noviembre de 2010

Un Festejo Millonario

Por Walter Naveira

La alegría en el superclásico fue para River que con gol de Jonathan Maidana le gano a Boca por 1 a 0. En cambio para los “Xeneises” la derrota significó la salida de su técnico Claudio Borgui.

A pesar de que ambos equipos venían con marcados altibajos en lo deportivo y que traían varios problemas institucionales, al momento de jugar el clásico todo aquello quedaba de lado y daba lugar a una fiesta, que tuvo su mayor color en las tribunas. Baldassi indicaba el inicio del partido y la pelota comenzaba rodar en el monumental. De arranque los nervios y la tensión reinaban en el terreno de juego y no se jugaba bien. Juan José López de pie, daba indicaciones a un equipo que se jugaba mucho, no solamente por la magnitud del encuentro sino también por su futuro. Pero claro hoy era el día para comenzar a mejorar y así lo hacia saber Pavone quien intentaba sorprender a García, pero su remate se iba a penas desviado. El local era más. Riquelme falto de futbol era el termómetro de un Boca desdibujado y que tenía buenas intenciones pero lejos estaba de plasmarlas. En cambio del otro lado Pereyra comenzaba a crecer por el costado izquierdo y desde allí comenzaban a darse algunas situaciones para el millonario. Primero era Ferrari el que elevaba su disparo y luego Lamela los que perdían sus chances al frente al arco visitante. Lo cierto era que River era mas no por su juego, sino por su empuje y sus ganas.

En el segundo tiempo a los nueve minutos, tras un córner, Jonatan Maidana de cabeza anotaba el único tanto del partido. Era justo debido a que se seguía dando lo que se daba en la primera parte, así el local ganaba parcialmente. A partir de ese momento los de Borgui intentaban hacerse del balón para tratar de llegar al arco local. Clemente Rodríguez con su velocidad y su espíritu era aquel que encabezaba los ataques que tenían como destinatario la cabeza de Palermo o los pies de Chávez quien había ingresado por un Riquelme lesionado. Boca estaba lejos de sorprender a Carrizo quien se mostraba seguro al controlar con solvencia cada situación.

Los minutos transcurrían y la figura de Almeyda y de Acevedo se agrandaban al pelear palmo a palmo por la defensa de la pelota, tesoro preciado, a la hora de hablar de futbol. Instantes más tarde, Chávez dilapidaba la última chance para el visitante, e indicaba claramente que la suerte de Claudio Borgui al frente de Boca estaba echada. No había más tiempo, vuelta al triunfo para River, que mostro una imagen que ilusiona a una multitud que lo alentó sin parar.

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