sábado, 1 de mayo de 2010

Segunda victoria consecutiva en casa

Con goles de Ferrari y Buonanotte, River derrotó a Vélez por 2 a 1 y volvió a triunfar en el Monumental desde que Cappa asumió la conducción. De la mano de Angelito, el “millo” sumó 6 puntos de los nueve que disputó.

La algarabía de los hinchas de River cuando el árbitro Maglio dio su pitazo final fue la clara expresión desbordante de un nuevo triunfo. Pero esa emoción fue acompañada por rostros de esperanzas y creencias en un resurgimiento desde lo futbolístico.

Y eso no es una mera ilusión, es una realidad. Desde que asumió Cappa, hace tres fechas, el equipo va encontrando de a poco un patrón de juego definido. Y no lo digo porque se ganaron dos de los tres partidos, si no porque está claro que se respeta la pelota por sobre todas las cosas, y hasta hay lugar para la estética.

Ortega, la figura de la cancha sin ninguna duda, se fue ovacionado como en las viejas épocas. El “Burrito”, que cuenta con el apoyo absoluto del DT, jugó un gran partido, sobre todo en la primera parte, en la que condujo a River de una manera memorable con sus enganches, sus pasos de bailes para dejar desairados a sus contrincantes, sus paredes, sus tacos y sus habilitaciones.

El gol del empate, que llegó en tiempo de descuento de los primeros 45, fue un pase preciso y milimétrico de Ortega para Ferrari, quién entró picando al área por la derecha y remató al palo más lejano de Montoya. Vélez había llegado apenas dos veces y en la primera de ellas se había puesto en ventaja por intermedio de Alvarez.

Afranchino y Villagra tuvieron también muy buenas actuaciones. El primero arrancando como un tren desde la mitad de la cancha por la derecha y llegando al fondo a pura potencia para mandar el centro o para frenarse y gambetear, jugar con sus compañeros o rematar al arco. El segundo estuvo bien en la marca y sus proyecciones por la izquierda fueron positivas. Tanto es así que el gol del triunfo vino luego de una escala del cordobés por la izquierda, quién mandó centro al punto del penal para que Buonanotte (ingresó por Funes Mori) la parara con clase y la metiera junto al palo izquierdo de Montoya.

De a ratos se vio el tiki-tiki, no tengo ninguna duda.

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